Herencianos en el Real Seminario de Nobles de Madrid en el siglo XIX

Varios jóvenes naturales de Herencia (Ciudad Real) estuvieron internados en el Real Seminario de Nobles de Madrid durante el siglo XIX.

seminario de nobles

Artículo escrito por Ángel Martín-Fontecha Guijarro.

El Real Seminario de Nobles estaba situado en Madrid, en torno a la actual calle Princesa y esquina a Serrano Jover. Fue fundado por Felipe V en 1725 como un centro educativo en donde se impartirían a los jóvenes nobles “las enseñanzas propias de su estamento”. El Seminario estuvo en un principio bajo la dirección de padres de la Compañía de Jesús, quienes lo regentaron hasta la expulsión de la Orden en 1767, año en que se puso bajo la dirección de maestros directamente nombrados por el rey.

Convertido en cuartel durante la invasión francesa, estuvo en funcionamiento hasta 1836, año en que la titularidad del edificio pasó al Ministerio de la Guerra por iniciativa del entonces Capitán General de Madrid, Evaristo San Miguel. Desde entonces, su solar ha estado dedicado a usos militares; incluso durante algún tiempo se destinó a Hospital Militar.

La intención del Rey Felipe V en su fundación fue la de facilitar los medios a la nobleza española para destinarlos “… a la educación que regularmente no sigue las universidades, y ordinariamente se emplea en el servicio de su Palacio y su Corte, de sus ejércitos de mar y tierra, en el gobierno económico y político, en el manejo de los negocios de Estado; y de aquellos que, permaneciendo en sus ciudades, gobernando sus casas y crecidos mayorazgos, deben ser por su nacimiento Padres de sus Patrias”.

El primer requisito exigido a los candidatos seminaristas era el de “ser limpios de toda mala raza, han de ser de nobleza notoria y heredada, y no de sólo privilegio”. Para dar cumplimiento a este requisito se requería una información genealógica completa: la fe de bautismo del pretendiente, las seis de sus padres y abuelos paternos y maternos, las tres fes de matrimonio de sus padres y abuelos (todas legalizadas por tres escribanos), una información hecha ante la justicia ordinario por la que se hacía constar y se justificaba que eran hijosdalgo notorios y los testimonios de los goces de nobleza de sus padres y abuelos.

El precio de la pensión en el Seminario empezó siendo de 6 reales diarios, pero fue ascendiendo progresivamente y a finales del siglo XVIII se exigía la cantidad de 5110 reales por semestre. A esto había que añadir que los seminaristas debían llevar al colegio sus uniformes y su ropa (de calidad y cantidad debidamente reglamentada) así como todos sus muebles: ”cama con dos cortinas para la alcoba, silla de Vitoria, mesa, estantes para los libros, baúl,… y hasta un cubierto de plata completo con su marca particular”.

Los objetivos del seminario eran los siguientes:

            “ El fin principalísimo de este seminario es enseñar y dirigir a sus alumnos a ser caballeros cristianos, criándolos en toda virtud, para que después con sus palabras y con sus ejemplos, puedan enseñar a su familia los ejercicios de virtud, piedad y modestia cristiana.

            El fin menos principal, aunque principal también, es que se instruyan en aquellas facultades y ciencias que más adornar a la nobleza”.

Los seminaristas solían entrar a los siete u ocho años y salir a los quince, con posibilidades para ingresar antes de los siete o quedarse después de los quince. Al principio del siglo XIX (1803) había 78 seminaristas, y las enseñanzas que recibían eran: Ortografía y gramática española, poesía retórica, poesía latina y castellana, filosofía y lógica, física general y experimental, matemáticas, historia, geografía, lengua francesa y derecho canónico. Además había estudios de baile y de música (incluido el manejo del violín), equitación, y clases de táctica y ejercicios militares. Para evaluar los progresos académicos había exámenes secretos trimestrales y un certamen público cada dos años.

Una vez formados en el seminario, las salidas que se les ofrecían a los estudiantes eran tres:

  1. La Administración Real.
  2. La Carrera de Armas o la Carrera Eclesiástica.
  3. La Universidad, con una serie de convalidaciones bastante interesantes.

Pues bien, el motivo de esta presentación de la naturaleza del Seminario de Nobles de Madrid radica en que en él hubo presencia de herencianos en el siglo XIX. En concreto hubo tres niños de nuestra localidad pertenecientes a una clase social tan privilegiada, en aquella época, como una nobleza que mantenía el poder social y económico y los privilegios heredados de siglos anteriores.

maria doloresLos dos primeros niños eran hermanos. Se trata de José Joaquín Ballesteros Marañón y Diego Andrés Ballesteros Marañón. La solicitud de su ingreso en el Seminario de Nobles de Madrid fue enviada al Director del mismo el 6 de Noviembre de 1828. francisco sanchesCuriosamente esta solicitud está encabezada por el padre de los niños, Don Francisco María Ballesteros, pero firmada “por ausencia de mi marido” por María de los Dolores Marañón, madre de los niños.

A la solicitud de ingreso se incorporaba la documentación siguiente:

  1. a) Partidas de bautismo de ambos niños, certificadas por Don Francisco Sánchez Carralero, “…del Hábito de San Juan de Jerusalén, Prior Párroco de la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de esta villa de Herencia”. El niño José Joaquín había nacido el día 9 de Diciembre de 1813 y se le puso por nombre JOSÉ JOAQUÍN LEOCADIO DEL LORETO ANTONIO TOMÁS; por otro lado, el niño Diego Andrés había nacido el 30 de Noviembre de 1818 y se le puso por nombre DIEGO ANDRÉS TOMÁS DE VILLANUEVA FRANCISCO JOSÉ ANTONIO REYES JOAQUÍN.

Como vemos, en el momento de la petición de ingreso en el Seminario de Nobles, los muchachos tenían 5 y 15 años, respectivamente.

  1. b) francisco mariaEscrito de Francisco María Ballesteros, padre de los niños, justificando la limpieza de sangre de su familia.

Es interesante ver las formas en las que se dirige al director del Seminario de Nobles:

“… que numerándose entre las principales obligaciones de la potestad patria, la educación de sus hijos y deseando cumplir las que la Naturaleza, Dios y Rey me impuso sobre los míos, Don José y Don Diego, que se hallan en edad impúber, tengo resuelto colocarlos en el Real Seminario de Nobles, en cuyo establecimiento podrán conseguir la completa educación en todos los Ramos en cuales debe apetecerse y corresponden a su nacimiento”.

La línea genealógica que se establece es la siguiente:

  • Diego Tomás Ballesteros y María de los Reyes Ballesteros Antolínez de Castro (naturales de Villanueva de los Infantes) eran padres de Francisco María Ballesteros.
  • José Antonio Marañón Aguilera Figueroa (natural de Herencia) y Joaquina Pérez de Nueros López Fernández de Heredia y Espinosa (natural de Iniesta –Cuenca-), padres de María de los Dolores Marañón.

De toda la genealogía familiar se pretendía certificar) que eran “… cristianos viejos, limpios, de sangre limpia, provenientes en esta limpieza y cristiandad de otros ascendientes de igual calidad… Que en la familia no hay opinión, fama ni el más mínimo rumor de ninguna secta de moros, herejes, judíos y judaizantes, ni otra infección contra la Religión Cristiana… Además todos son afectos al Rey Nuestro Señor y su Real Familia, adscritos a su Monárquico Gobierno y Soberanía y que no han pertenecido a secta alguna clandestina de masones, carbonarios y comuneros, ni tampoco a la Milicia Nacional Voluntaria en el tiempo del felizmente abolido sistema constitucional”.

  1. c) El resto del expediente fue gestionado por José Vicente Remón Ortiz, Procurador Síndico General del Concejo y Común de la Villa de Herencia.

Ante él testificaron los siguientes personajes:

  • Manuel Gallego, presbítero de la Parroquia de Herencia.
  • Antonio Gallego Blanco, Presbítero de la Parroquia de Herencia.
  • García Dávila Ponce de León, Capitán de la Compañía de Granaderos del Batallón de Voluntarios Realistas de Herencia.
  • Antonio Remón de Moncada, Teniente del Batallón de Voluntarios Realistas de Herencia.
  • Francisco Javier Aguilera, Comandante del Batallón de Voluntarios Realistas de Herencia.
  • Hilario Martín Buitrago. Vecino de Herencia.
  • Basilio García Peñuela, escribano del Rey Nuestro Señor en el Ayuntamiento de Herencia.

Los militares testificaron, por su condición, “puesta la mano derecha sobre el puño de la espada, bajo su palabra de honor ofreciendo decir verdad”.

Hilario juró “por Dios Nuestro Señor, y a una Señal de Cruz según derecho como se requiere bajo cuyo cargo prometió decir verdad”.

De los testigos, se dejaron claras los siguientes hechos:

  • Que el padre y el abuelo de los niños habían tenido empleos honoríficos de república, por el estado de los hijosdalgo, tanto en Herencia como en Villanueva de los Infantes. En concreto ambos habían ejercido cargos como Alcalde y Regidor.
  • Francisco María Ballesteros estaba en el goce y posesión de Hijodalgo notorio de sangre de la villa de Herencia.
  • Que de la distinguida clase de la familia quedaba prueba por estar separados de los Plebeyos en los repartimientos y patrones que se realizan en la villa; guardándoles las honras, exenciones, franquezas y preeminencias que les correspondían por su clase.

Finalmente el expediente (conformado por 44 páginas que se conservan en el Archivo Histórico Nacional) fue aprobado y los hermanos Ballesteros fueron admitidos en el Real Seminario de Nobles de Madrid.

En el citado Archivo Histórico Nacional, también se encuentra el expediente –fechado en 1827- para el acceso al Real Seminario del herenciano José Enriquez de la Orden Antolínez de Castro.

De José Joaquín Ballesteros Marañón, vemos unos años después, en la Gaceta de Madrid, una referencia del 25 de Julio de 1831 en la que como “Caballero Seminarista” recibe un segundo premio en la asignatura de Geografía.

geografiaDel otro hermano, Diego Andrés, tenemos referencias como dueño del Palacio de los Ballesteros en Villanueva de los Infantes, y participante en proceso desamortizador de esta localidad a partir de 1840.

Sirva este anecdotario como ejemplo de cómo una fracción de la nobleza manchega mantuvo su importancia social y prebendas hasta bien entrado el siglo XIX. Esta oligarquía local fue primero defensora del reformismo ilustrado y después del liberal y mantuvo su carácter noble estableciendo redes, estrategias matrimoniales y tomando decisiones económicas importantes relacionadas con la irrupción del nuevo sistema capitalista, entre ellas, la de comprar en la desamortización. Supieron adaptarse, conservar y ampliar su ya de por sí importantes patrimonios.

Mucha de esta nobleza pasó de oligarcas caciques, y la Revolución Liberal en su conjunto les permitió el ascenso social a la cúspide de la sociedad rural local, que tuvieron que compartir con otros nuevos grupos sociales en ascenso. Muchos de estos hidalgos intuyeron que el liberalismo era el instrumento que les iba a facilitar su definitivo arraigo como una elite que, en muchos casos, sobrepasaron el marco local.

Artículo escrito por Ángel Martín-Fontecha Guijarro

Vía: herencia.net

Publicado por

Claro Manuel Fernández-Caballero Martín-Buitrago

Historiador, docente, articulista, conferenciante y guía turístico. Licenciado en Historia del Arte. Trabajo en el Ayuntamiento de Herencia y formo parte de su Universidad Popular como coordinador del grupo de investigación de Historia Local. Gran apasionado de la historia local, he escrito numerosos artículos sobre el tema en diferentes revistas y periódicos tanto locales como comarcales y regionales, y soy coautor de varias publicaciones sobre historia y patrimonio.

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