
Hoy, 6 de mayo, la Iglesia celebra la Festividad de San Pedro Nolasco, fundador de la Real, Celestial y Militar Orden de la Bienaventurada Virgen Santa María de la Merced y de la Redención de los Cautivos, por eso en esta entrada vamos hablar de uno de los conjuntos escultóricos más importantes de la localidad, el correspondiente al retablo de San Pedro Nolasco de la Real iglesia Conventual de La Merced de Herencia (Ciudad Real), localizado en la nave de crucero, y para ello transcribimos aquí unas notas sobre el mismo extraídas del libro escrito por Mario Alonso Aguado y Claro Manuel Fernández-Caballero Martín-Buitrago: Ntra. Sra. de las Mercedes y Herencia. Imágenes, tradición y devoción, Ciudad Real, Ayuntamiento de Herencia, 2006.
Este retablo está realizado en madera de castaño y policromado entre los años 2000 y 2001 por el pintor d. José Higueras, toledano de Camuñas, vecino de Herencia y premiado en multitud de ocasiones tanto en certámenes nacionales como internacionales. Dicho retablo está presidido por una formidable escultura tallada en los talleres J. Rabasa de Valencia. Se encargó en 1956, con motivo de lo que entonces se pensó era el VII Centenario de la muerte de San Pedro Nolasco, (1256-1956), hoy los historiadores adelantan la fecha de la defunción del fundador al año 1245, más concretamente, al 6 de mayo de dicho año.
Este conjunto escultórico nos muestra a un San Pedro Nolasco barbudo y anciano, pero cargado de vigor y majestuosidad. Viste el hábito de los mercedarios calzados, pero sus pies calzan unas sandalias más propias de los descalzos. En su mano izquierda porta unos grilletes símbolo de la labor redentora que caracterizará toda su vida y la de la Orden religiosa por él fundada, mientras que con su diestra sostiene un crucifijo hacia el cual dispone su mirada en un gesto contemplativo y piadoso. Además, el conjunto escultórico se completa con otra serie de elementos iconográficos que aluden a la figura y espiritualidad nolasqueña: el libro de las Constituciones de la Orden, la espada de caballero, la bandera o estandarte mercedario, y el montículo de piedras sobre el cual se apoya la figura, alusión clara a la etimología del nombre del santo, y signo de ser piedra o fundamento de la Orden. Es pues, una imagen que irradia fuerza por todos sus puntos, cargada de un simbolismo extraordinario y que se merecería un análisis mucho más extenso que se escapa de las pretensiones perseguidas en este estudio.
No obstante, sí nos detendremos en analizar la peana que sostiene esta sorprendente imagen, ya que, en su centro, se puede apreciar un medallón donde aparece pintado el momento en el cual la Virgen desciende para entregar personalmente el escapulario de la Orden mercedaria a San Pedro Nolasco.

Esta escena, propia de la mitología mercedaria, nos muestra a una Virgen, con nimbo de santidad, situada sobre un escabel de nubes del que desciende hasta San Pedro Nolasco y le extiende con su mano derecha el escapulario de la Orden mercedaria. Mientras, en su mano izquierda, sostiene al Niño Jesús, que vivaracho, parece aprobar la acción de su Madre. Por su parte, San Pedro Nolasco se presenta como un hombre entrado ya en años, barbudo y vestido con el blanco hábito mercedario que recibe con veneración el escapulario de las manos de la propia Virgen. A su vez, porta el estandarte de la Orden de la Merced coronado por cruz de doble travesaño que lo representa como fundador, y en el que se puede apreciar el escudo mercedario pintado con una peculiaridad que nos habla de un nuevo caso de inculturación, en esta ocasión de los talleres valencianos donde se realizó la obra, ya que el fondo de la cruz blanca, en lugar de ser de color rojo, es de color azul, recordando así a una parte del escudo de Valencia.
Por último, hay que señalar que, como sucede en multitud de ocasiones a lo largo de la historia del arte, la pintura de este medallón toma como modelo una obra mucho anterior, concretamente uno de los catorce grabados que ilustran la «Histoire» de los mercedarios parisinos publicada en 1685 (lámina 22). Grabados que fueron hechos expresamente para dicha publicación. Firma los principales F. Ertinger, añadiendo «Fecit 1684». Específicamente Rabasa se inspiró en el grabado de página entera que reproduce en su parte superior la entrega del escapulario mercedario a San Pedro Nolasco, acompañado de San Ramón Nonato, de San Pedro Pascual y del Arzobispo de Barcelona. En su parte inferior, dos cautivos y dos mahometanos reciben el dinero del rescate ofrecido por dos mercedarios. Esta escena última se reproduce en el libro abierto de las Constituciones mercedarias que la imagen del fundador de La Merced tiene junto a sí.
Artículo extraído del libro escrito por Mario Alonso Aguado y Claro Manuel Fernández-Caballero Martín-Buitrago: Ntra. Sra. de las Mercedes y Herencia. Imágenes, tradición y devoción, Ciudad Real, Ayuntamiento de Herencia, 2006.