Durante el pasado mes de marzo, algunos de los participantes del Taller de Historia Local de la Universidad Popular de Herencia visitamos Villacentenos en cuyos orígenes se encuentra el nacimiento de Herencia.

Sorprendente, pero también casi desolador, fue deambular por tan histórico paraje descubirendo las ruinas de lo que en un pasado fue su castillo-iglesia o su batán del Canal del Gran Prior.
Curiosamente hace poco, concretamente el 18 de mayo, apareció publicado en El Semanal de La Mancha un artículo de opinión firmado por Antonio de Alces, relativo a este pueblo y aldea medieval hoy tristamente desaparecida, olvidada y casi podríamos decir calumniada.
El artículo, por lo importante de su testimonio y, en mi opinión, lo acertado en su parecer, lo transcribo a continuación para que puedan ustedes lectores, daros cuenta de lo desagradecidos que podemos llegar a ser para con nuestro propio pasado, nuestras raices y nuestro legado.
Villacentenos:
La menospreciada madre de un pueblo, con las joyas de su arquitectura bajo la basura
Por Antonio de Alces. Artículo de opinión publicado en El Semanal de La Mancha del viernes, 18 de mayo de 2012, p. 5.
LA MADRE DESPRECIADA
1.- Con buena voluntad cultural, pero supina ignorancia, se ha puesto en las ruinas de Villa-centenos un panel explicativo, que no hace honor a la importancia del lugar, y las viejas piedras, mudos testigos de la historia, claman por el menosprecio, como anciana madre herida por el despalnte y el olvido.
2.- Hace más de veinte años pedimos poner un rótulo sobre las ruinas, para impedir el salvaje despojo o la destrucción interesada y aunque hoy la intención es buena, debo decir que así no. Y en veintiséis breves impactos cuento, lo que puedes comprobar.
LA MADRE DE UN PUEBLO
3.- La Villa Centenilla o de los Centenos, en su juventud, en la Mancha semidesierta del siglo XIII, fue madre del vecino pueblo de Herencia, del que está próxima. De ahí salieron los primeros pobladores acogidos a su Carta Magna.

4.- Tocada por la mano del destino, vino a menos y después de villa fue aldea y más tarde solo una dehesa que Alcázar compartía con Herencia, y contra la que pleiteó durante siglos por las importantes rentas de su bellota, dineros con los que Alcázar cercó la ciudad y le puso puertas, para defenderla de la peste que despobló Villacentenos y asoló la Mancha a mediados del siglo XV.
5.- Está documentado que Villacentenos también fue una villa importante con término propio y con una iglesia que los siglos convierten en palomar, conservando visibles hasta hoy, las importantes arcadas del templo, y aunque no se queja de su destino, lamenta como madre el olvido de sus hijos Alcázar y Herencia.
LOS SÍMBOLOS EN SUS RUINAS
6.- En las ruinas de Villacentenos, se conservan visibles aun dos restos importantes de su historia, la iglesia y el batán, dos símbolos de lo que han regido el destino de su gente en el pasado, Dios y el hambre.
7.- LA IGLESIA.- En el palomar semiderruido, se puede ver de lejos el gran arco de la iglesia construida con restos del castillo, en la colina donde estuvieron ambos, la parte más elevada del entorno.

8.- EL BATÁN.- A 300 m. de la iglesia pasa «el caz», un antiguo cauce segregado del Guadiana, hoy seco, llamado por su paternidad, Canal del Gran Prior, y en el se conservan aún los restos de «El batán» alguien lo llama despreciativamente «los baños» pero es, una compleja joya arquitectónica, compuesta de lavadero de lana y batán, diseñado por el arquitecto real don Juan de Villanueva, para la elemental subsistencia laboral de este pueblo ganadero.
9.- Sabemos que Alcázar pueblo ganadero por excelencia, a mediados del siglo XVII, concretamente el día dos de noviembre del año 1.752, tenía, 17.337 cabezas de ganado lanar según confesaron bajo juramento de decir verdad, sus propietarios ante el Juez Real según consta en el Catastro de Enseñada.
10.- Aquí podemos ver hoy, casi tapado por basura y vegetación, los restos del batán, compuesto de: puente macizo, con un canal de drenaje; los encajes para la rueda hidráulica; las cinco pequeñas esclusas, con sus cierres; y el canal de drenaje para limpiar fondos.
11.- El batán debió funcionar pocos años, porque el rebelde Guadiana dejó de fluir, y por la falta de agua, tuvieron que desmontar el molino de la pólvora de Alameda de Cervera, situado a una legua, aguas arriba del batán, y trasladaron la fábrica de pólvora a Ruidera en el año 1.782 y el batán sin agua, quedó abandonado cubriéndose de zarzas.
EL AGUA DEL GRAN PRIOR
12.- Las aguas del Guadiana bajaron siempre lentas y tranquilas, por el escaso desnivel de estas tierras, y se aprovecharon para riego hasta la cruel expulsión de los moriscos, cristianos nuevos que trabajaban estas tierras tras la rebelión de la Alpujarra. Y cuando el agua escaseaba, se prohibían los riegos por canal y solo se hacía «con cántaro y caldero» (Capitulaciones de Argamasilla, año 1542).
13.- El caz o canal del Gran Prior don Gabriel, diseñado por don Juan de Villanueva en 1.760, trajo el agua para el lavado de lana, y cuando las aguas salían del batán, hacían un cambio de dirección de noventa grados para volver al Guadiana.

14.- El caz pretendía convertir en huertos estas tierras, pero las pretensiones de los manchegos poco importaron al huidizo Guadiana porque sus aguas se pierden al atravesar las tierras calizas solubles, sumergiéndose en sus típicas «torcas». Este Guadiana nuestro, rebelde y sabio, tiene memoria y recursos porque nunca se ha dejado dominar.
PRUEBAS DOCUMENTALES
15.- La piedras presentadas nadie las cuestiona, y en la biblioteca municipal [Nota: de Alcázar de San Juan] hay documentos de todo ello. Un importante libro es el Diccionario Histórico y Geográfico de Ciudad Real, Tomo I, págs. 191 y 517, de Inocente Hervás y Buendía, sólo hay que leer. En casi todos los ítem numerados de esta narración hay una palabra evocadora que puede consultarse en internet y que permitirá ampliar conocimientos de los hechos que se narran.
16.- En el año 1.786 se firman las Ordenanzas del agua del canal del Gran Prior, que mandó construir, el Infante don Gabriel, hijo menor de Carlos III, con tan escaso éxito, que en 1.867 se inaugura un nuevo cauce del canal del Gran Prior, último conocido, que debía llevar el agua al batán, pero pronto queda seco porque la rebeldía del Guadiana, deja Villacentenos abandonado.
17.- El batán, joya oculta de Villacenteno, permaneció más de un siglo protegido bajo las zarzas, y en el año 1.990, talaron salvajemente la arboleda, desaparecen las zarzas que cubrían el batán y afloran en todo su esplendor las esclusas. En el año 2.004 el sr. Zarceño hizo de él un plano a escala, dibujo digno de una publicación en tesela.
A QUIEN LE IMPORTE

18.- Villacentenos continúa muriendo solo y maltratado. El Canal del Gran Prior está arado, y ya no sirve ni siquiera de drenaje natural, en los vertidos del paupérimo pantano de Peñarroya, que por no tener no tiene ni compuertas para regular sus flujjos. Y aunque dijeron que el agua llegaría para regar las tierras de Alcázar, aquí solo llega el agua sobrante que se vierte por los rebosaderos y nos toca solo una vez cada diez años, que llega hasta el puente doble de la carretera de Manzanares, donde se encharca.
19.- Podría abrirse de nuevo el cauce de drenaje del Canal del Gran Prior y sería legal, porque son tierras «de demanio» (tierras de uso público) y se reducirían las periódicas inundaciones del caprichoso Guadiana. Pero si no lo hacen, será porque no interesa a nadie. ¡O casi nadie!
20.- A quien le importa, tierras, aguas e historia, de este viejo lugar olvidado, al que llaman «baños», en rótulos de cerámica, a un batán de cinco esclusas, con drenaje de fondos y encajes para rueda hidráulica, diseñado por Juan de Villanueva el arquitecto mayor del reino que hizo entre otras obras, el Museo del Prado, el Jardín Botánico o el Palacio Real.
SILENCIOS Y PENAS
21.- El viejo Villacentenos de la desierta Mancha del medievo, fue castillo en tierra de tránsito, y vigía natural de la frontera del Guadiana, frente a los Montes de Toledo, y villa de oscura historia, mora o cristiana según muevan la frontera. Y dehesa compartida de trágicas leyendas, de dos pueblos hermanos. Y ruinas hoy de aquella Villa Centenillos que tiene entre sus piedras la huella del pasado, y conserva en su recuerdo la magia que transmite los libros que nos cuentan historias y leyendas.
22.- Quizás nos avergüenza evocar la historia de dos pueblos próximos que pleitearon durante siglos por incluirlo en su término, pero estas ruinas son también, la madre común en nuestro remoto pasado, y lo debemos asumir respetando al hermano.
23.- Aunque no podamos acompañarle en el dolor, por el recuerdo de sus mil tragedias de egoísmo y pobrezas, hoy sentimos la pérdida de su espléndida arboleda, que taló el terrorismo herboricida del manchego.
24.- En el batán, los arados rozan las peñas y en su lecho queman los sarmientos, sin respeto a los bloques centenarios y los políticos me dijeron, que no publique nada, que es peor ¿Por qué, porque a lo mejor se lo llevan?
25.- Pero se han arado los «grederos», y nadie conocerá ya aquel antiguo detergente natural y gratuito, que es «la greda».
26.- Y en el palomar que fue iglesia, se ha hundido un lateral sin que nadie se queje, solo las torcaces protestan, mis queridas indignadas, que zurean agraviadas, desahuciadas, expulsadas de sus nidos… ¡Que pena!

Por Antonio de Alces. Artículo publicado en El Semanal de La Mancha del viernes, 18 de mayo de 2012, p. 5.
Fotografías de Claro Manuel Fernández-Caballero Martín-Buitrago
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